"Si esta casa pudiera ser para mi hija A.
Cuando regreso por las tardes, veo en esa entrada a mis nietos jugar ahí.....Sueño con eso".
Era M. que se dirigía a mi, con ojos emocionados pensando si habría alguna posibilidad de que su hija, junto con su marido L. pudiera comprar la propiedad, ahora en VENTA, colindante a la suya y conseguir así estar toda la familia unida.
Posibilidades había, pero pocas. Llegó un momento que ninguna. Lo habían intentado todo. Necesitaban ayuda, mucha. Y yo, agradecí a la vida que me ofreciera la oportunidad de hacerlo.
Los padres de A. compraron hace más de una década una casa de piedra de dos plantas. Al lado, otra casa de piedra que ahora teníamos el encargo de vender lo antes posible.
La propietaria R. viuda recientemente, necesitaba cuidados y cariños que su hija M. A. le daba, pero ya en otra cuidad, lejos del pueblo, por lo que una mañana de mayo, recogieron penas y recuerdos y pusieron rumbo a su nueva vida, dejando que me ocupara de todo lo relativo a la VENTA de su propiedad. La CONFIANZA que me brindaron fue absoluta.
Una casa antigua, que preparamos durante dos meses para que luciera su mejor aspecto. El cambio fue increíble. Tanto, que me hubiese quedado a vivir allí . De hecho recomendaba a los posibles compradores que no acudieran a la visita con niños, pues les costaba mucho marcharse después de comprobar que había mucho espacio para sus juegos.
Pensé muchas veces, que la casa se vendería, haría mi trabajo, cerraría la operación y seguiría mi camino. Pero...a quien ayudaría realmente?
El tiempo pasa, el dinero va y viene. Pero ayudar a una familia, conseguir que recuerden a una Asesora Inmobiliaria que puso todo su empeño, tesón y corazón en lograr algo casi imposible, le daba un valor emocional que nunca conseguirá el dinero.
Así que pedí permiso a la propietaria -hija, pues la madre, delicada de salud, preferí mantenerla al margen y obtuve carta blanca para ayudar a esta pareja por encima de todo. Eran sus vecinos y les encantaba la idea que se la quedaran ellos. Me confesó M.A. que era la voluntad de su difunto padre.
Llamé a muchas puertas. Se cerraron todas. Volví a llamar. Se volvieron a cerrar, todas menos una y entré, luché y vencí el primer obstáculo.
Después vinieron un par de ellos más que también logramos resolver con ayuda de A. hija de M. y L. su marido al que debí llamar casi a diario durante tres meses.
Ya teníamos todo atado, Documentación en regla, Tasación hecha, Hipoteca concedida (sudamos patata todos) ya en puertas de Notaría y...........SORPRESA!! Nudo Propietario se niega a firmar en el último momento.
Sin que A. y L. lo supieran (les da algo si se lo comunico en aquel instante) decidí seguir adelante. Habían pensado en desistir "cuando hay tantos inconvenientes, quiere decir que esa casa no es para nosotros" había dicho A. anteriormente.
Me negaba a dejar caer algo que se podía conseguir si seguía luchando. No podía presentarme ante M. y decirle que la casa no se podía vender. Hubiese fallado a ambas partes.
Así que insistí, escuché, seguí escuchando. Dialogué, me pude en el lugar de la otra persona y traté de hacerle ver la realidad. Dura. Pero conjuga en pasado. Lo mejor, pasar página y seguir camino, cada uno el suyo a la espera de que algún día las aguas vuelvan a su cauce. Volverán, seguro que volverán....
Se firmó la VENTA a las puertas de esta Navidad, inolvidable para todos. Emoción a raudales.
Una Navidad donde una familia unida se reunió a celebrar las fiestas en la vivienda donde ahora sí, juegan los nietos de M. sin tener que soñarlo.
" Un sueño es la mitad de una realidad "
